Cuando se habla de guarda, custodia y patria potestad, se hace referencia a las medidas legales que determinan los derechos y responsabilidades de los padres respecto a sus hijos tras un divorcio o separación. Aunque estos términos suelen ser utilizados de forma intercambiable, cada uno tiene un significado específico y se refiere a diferentes aspectos de la relación parental. La patria potestad se refiere al conjunto de derechos y obligaciones que los padres tienen sobre sus hijos menores de edad, incluidos los derechos de educación, salud, representación legal y la toma de decisiones importantes en su vida. Este derecho es compartido por ambos progenitores, aunque puede ser modificado en determinadas circunstancias, como en casos de separación o divorcio.
La custodia y la guarda se refieren a quién tiene la responsabilidad diaria sobre el hijo. La custodia compartida es una modalidad en la que ambos padres comparten el tiempo y las decisiones relacionadas con el cuidado y bienestar del niño. En caso de que no exista acuerdo entre los progenitores, el juez podrá determinar la custodia monoparental, donde uno de los padres asume la responsabilidad principal. Es importante tener en cuenta que la custodia y la guarda no afectan al ejercicio de la patria potestad, que sigue siendo compartido por ambos progenitores, aunque la responsabilidad diaria sobre el niño recaiga en uno solo.
El derecho de custodia se basa principalmente en el principio del interés superior del menor, lo que significa que la decisión sobre quién tiene la custodia debe considerar lo que sea mejor para el bienestar emocional y físico del niño. A lo largo de los años, los tribunales han desarrollado criterios para evaluar las circunstancias de cada caso y decidir sobre la custodia en función de factores como la edad del menor, la relación con cada progenitor, el entorno familiar y la estabilidad emocional de los padres. En muchos casos, se busca que ambos progenitores puedan participar activamente en la vida del niño, a través de la custodia compartida, siempre que sea viable y en beneficio del menor.
En cuanto a la modificación de medidas tras el divorcio, es posible solicitar cambios en el régimen de custodia y patria potestad si las circunstancias de los progenitores o del niño cambian significativamente. Por ejemplo, si uno de los padres cambia de residencia a otra ciudad o país, o si el niño necesita un tratamiento médico específico que debe ser gestionado por uno de los progenitores, el juez puede modificar las condiciones de la custodia y la guarda para adaptarlas a las nuevas necesidades. Las solicitudes de modificación deben basarse en razones justificadas y siempre priorizando el interés superior del menor.
Es fundamental contar con un abogado especializado en derecho de familia para gestionar adecuadamente los procesos relacionados con la custodia y la patria potestad, especialmente en situaciones de divorcio o separación. Un abogado puede ayudar a los progenitores a comprender sus derechos y responsabilidades, y a tomar decisiones informadas sobre el futuro de sus hijos. Además, en caso de desacuerdo, el abogado puede representar a su cliente en el proceso judicial, buscando la mejor solución para todas las partes involucradas.